DESCUBRE TUS PROGRAMACIONES INCONSCIENTES
por Juan Carlos Pons López
¡Saludos, Amigo lector! Esta semana quiero hablarte de un tema el cual deseo te brinde claridad acerca de una pregunta central de las bases del Hermetismo. ¿Por qué la realidad que vivo no es la que yo deseo crear? ¿Es por culpa de otro, o tal vez ese “otro” está dentro nuestro? ¿Te interesa el tema? ¡Acompáñame!
Es conocido, incluso por la misma ciencia, que el 95% de nuestra mente es no consciente, es decir, solamente somos conscientes del 5% del contenido de nuestra propia mente.
Esto abre un tema: si el 95% es inconsciente, es decir, no conocida, inexplorada, ¿qué es lo que podemos encontrar allí?
Debido a la gran cantidad de datos que la mente puede recabar, procesar todos puede ser una tarea muy complicada, por eso un 95% de la información se queda en la inconsciencia.
Allí encontramos programas familiares, dichos de nuestros padres, proyectos de ellos respecto a nosotros, datos acerca del ambiente social, cultural, político y económico de nuestra generación, palabras que quedaron grabadas de nuestros profesores, es decir, todo un universo de leyes que, debido a que son un 95% de nuestra mente, son los que realmente crean la realidad con la que nos encontramos a diario en nuestra vida.
Cosas como tu padre diciéndote “tú tienes que ser ingeniero”, o tu profesor diciéndote “es que no sirves para nada” o “tienes el nombre del abuelo porque te pareces a él” o un entorno de guerra en tu país, o una familia donde los recursos económicos eran muy precarios.
El tema es que este inconsciente no se comunica con nosotros sino a través de imágenes, símbolos, cuentos, historias familiares, sueños, emociones y cuestiones que no pueden ser fácilmente interpretadas por nuestra mente racional. Este asunto ha sido abordado por brillantes psicoanalistas de la talla de Freud, Jung y Lacan, entre otros.
Sin embargo, podemos acceder a todo ese mundo inconsciente a través de algunos recursos muy importantes y que han sido compartidos por todas las Culturas Iniciáticas del planeta.
Por supuesto, el psiquismo humano, simbolizado por una esfera, se cree completo: todo lo que abarca cree que es la totalidad, al menos según él. Sin embargo, estas programaciones de las que te hablé marcan límites: todo aquello que vaya más allá de lo posible (marcado por los programadores) crea una falla, un punto donde no tenemos respuesta frente a una situación y se nos transforma en un problema. Límites en los cuales más allá de ser nuestro yo, nuestra personalidad, en realidad de nosotros no tiene algo: es “el otro” en ti.
Una vía para descubrir esto que ha sido programado en nosotros es aquello que nos irrita o molesta de una manera especial en el otro: nos muestra siempre algo de nosotros.
Por ejemplo, esa persona que vemos intentando pagar lo menos posible por algo, a algunos psiquismos les causaría molestia: “este hombre si es pichirre”. Capaz que esta persona nos puede estar espejando que, aunque no seamos pichirres con el dinero, lo somos con el tiempo que dedicamos a nuestras vacaciones, o al tiempo de nuestro sueño, o al espacio que utilizamos en nuestro trabajo.
O también cuando una mujer, por ejemplo, le resulta detestable otra mujer y le escuchamos decir “es que fulanita es una regalada, se va con cualquier hombre” tal vez le espeja a la primera mujer la represión de sus deseos sexuales, y por supuesto, cuando el otro no lo hace, nos muestra una carencia.
Todo esto es el llamado efecto espejo. Requiere por supuesto de un trabajo interior sincero, de transformación personal y de bajo sentido de la importancia personal. Pero aún hay una herramienta muy poderosa que comparto contigo.
Es muy común que queremos decir una cosa, pero decimos otra. Esto se conoce como un fallo. En estos fallos, en lo que decimos y no en lo que queremos decir, está la clave de des-ocultar estas programaciones que nos habitan.
Por ejemplo, si alguien dice “te comparto mi último artículo” estaría diciendo que las programaciones de su yo no desean que hayan más artículos. Ahora, más allá de corregir la frase y decir lo que queremos decir “te comparto mi más reciente artículo” lo importante es escuchar lo que dices.
O por ejemplo una frase de enamorados “me muero por ti” puede más bien dejar dicho que lo que hace uno, al otro le origina la muerte del desagrado que le produce. Más allá que todos entendemos “lo que quiere decir” la frase.
Más el Universo no interpreta: como el genio de la lámpara en Aladino, sigue tus órdenes al pie de la letra.
Escúchate cuando hablas y lo que dices, sin interpretarte, y verás en que forma des-ocultas una serie de cuestiones que son programas en tu inconsciente.
Un ejemplo más: “quiero que dejes de gritarme”… parece muy lógico, ¿verdad? Pues aquí hay otra demanda oculta: para dejar de gritarme, tienes que primero gritarme, sino no podrías dejar de hacerlo, por lo cual te estoy demandando que me grites (aunque luego dejes de hacerlo, y el ciclo es infinito).
Como ves, en la Palabra que decimos hay un tesoro oculto de autodescubrimiento.
Si te ha gustado este artículo, puedes ver y escuchar mi más reciente producción acerca del tema en La Caja de Pandora, junto a mi Amigo Iván Sánchez, con quien brindaré un Curso de Iniciación al Hermetismo, ¡si te interesa y deseas sumarte, contáctame!
Academia Júpiter
Director: Juan Carlos Pons López
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