sábado, 2 de febrero de 2019

ASTROLOGÍA Y CIENCIA


ASTROLOGÍA Y CIENCIA
por Juan Carlos Pons López



¡Saludos Amigo lector! Hoy traigo ante tu Consideración un tema que atrae muchas opiniones, la relación entre la Astrología y la ciencia… ¿debe ser considerada la Astrología una ciencia? ¿Está validada científicamente la Astrología? ¿Le conviene a la Astrología ser aceptada por la ciencia como tal? ¿Te interesa este tema? ¡Acompáñame!

Una de las cuestiones que más peso ejerce sobre la opinión del público acerca de la Astrología es que al no estar en contacto con el conocimiento astrológico, en muchas ocasiones la Astrología es tachada de pseudociencia, cuando en realidad es el origen de toda ciencia, ya que de ahí derivó la astronomía (y no al revés, como regularmente se piensa), la Alquimia y las Matemáticas. Algunos colegas, por ejemplo, ansían que la Astrología sea reconocida por la comunidad científica como una ciencia y hacen demasiado esfuerzo en lograr esto, buscando espacios en las universidades para impartir sus cursos. Puede resultarte sorprendente saber que los logaritmos en Matemáticas fueron creados con el propósito de simplificar los engorrosos cálculos de una carta natal derivados de los grandes números que se originan en las distancias cósmicas. De manera que en mi opinión la Astrología no necesita la aprobación o validación de la comunidad científica, por el contrario, es la comunidad científica a quien le conviene abrirse a incluir a la Astrología dentro de sus disciplinas de conocimiento.

También las personas que abrazan algún tipo de fe del paradigma religioso en numerosas ocasiones la rechazan ya que sus líderes les indican que es algo pecaminoso hacer Astrología. Contrariamente a la opinión general, durante la Edad Media e inclusive en el Renacimiento la Iglesia Católica aceptaba esta práctica y a ella se le debe el auge que tuvo en este período de la historia humana. Y para soportar esta controvertida tesis, citamos a San Alberto Magno, quien se dio a la tarea de comprender la Astrología con un enfoque profundo y adaptarlo a la cultura imperante. Santo Tomás de Aquino fue un estudioso de la disciplina astrológica y no encontraba que tuviese ningún conflicto con las creencias de la fe católica. Incluso, la Astrología fue practicada y protegida por los papas, entre ellos Sixto IV, Julio II y Urbano VIII.

Es muy importante también resaltar que en la Edad Media, existían universidades donde se podía estudiar Astrología y que otorgaban el título de astrólogo, titulo con buena reputación por cierto. Por ejemplo, las universidades de París, Milán, Boloña, Florencia, Viena y Oxford. Algunas universidades de la actualidad en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y Francia mantienen este título vigente todavía. Sin embargo, durante el Renacimiento, los racionalistas de la época contribuyeron en gran medida, sin proponérselo, a desechar y desacreditar a la Astrología. Es la época de los grandes descubrimientos en astronomía y cálculo diferencial e integral. Genios como Isaac Newton, Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y Galileo Galilei tuvieron todos algún grado de contacto con la Astrología.



Otras personas, quizá con las mejores buenas intenciones (algunos del medio científico incluso) suelen confundir la Astrología con la publicación de horóscopos adivinatorios de parte de algunos colegas, cuestión que desde lo personal no hago porque no lo creo conveniente para la imagen de la Astrología y porque no creo en los horóscopos. No comparto que la Astrología sea vista desde su componente adivinatoria, ya que es una desvalorización del ser humano pensar que no es más que una máquina programada que obedece a leyes que están fuera de su control. En la Astrología Iniciática, el enfoque es utilizarla para el Autoconocimiento, el Crecimiento Personal y como una excelente herramienta para ayudarte a Crear Tu Propia Realidad.

Otras personas piensan que  no hay pruebas científicas de la validez de la Astrología, lo cual es comprensible si entendemos que de parte del establecimiento científico no hay ningún interés en que se demuestre que están equivocados quienes así piensan, ya que pondría en jaque la autenticidad del pensamiento científico.

En consecuencia, la Astrología estuvo en la oscuridad hasta finales del siglo XIX con el auge que el psiquiatra suizo Carl Jung y el Psicoanálisis le proporcionaron. El hecho que un científico de su talla considerase la Astrología y la comprobase mediante ensayos estadísticos, hizo que todo el mundo científico comenzara a volverla a tomar en cuenta. A través de la relación entre el psicoanálisis y la Astrología, a Carl Jung se le debe el enfoque moderno que actualmente tiene la Astrología.



Podemos igualmente citar el planteamiento del surafricano Percy Seymour, miembro de la Real Sociedad Astronómica, que en su libro “La Prueba Científica de la Astrología” prueba que el desarrollo del cerebro de un bebé humano puede verse influenciado por los campos magnéticos de la Tierra, y éstos a su vez se ven afectados por los campos del Sol, de la Luna, y en otra medida otros planetas como Venus, Marte y Júpiter.

Y otra cosa que no se considera, cuando se habla de ciencia, es que es un paradigma. Igual que el Hermetismo es un paradigma, solamente que el Hermetismo es un paradigma que se reconoce a sí mismo como paradigma y que resulta empoderante para el ser humano. Y que detrás de la ciencia, así como puedo decirlo sin error al este servidor venir de la ciencia, existen creencias, igual que en la religión. Por ejemplo, toda la inferencia estadística, pilar fundamental de la ciencia aplicada, se fundamenta en la teoría de la probabilidad, y ésta se fundamenta en la creencia que el azar es caprichoso, aleatorio y que no tiene sus leyes. Es decir, el pilar más importante de la ciencia aplicada se sostiene con base a una creencia. Así como lees. En el Hermetismo sabemos que el azar y las casualidades aprenden a causarse y que tienen sus leyes. Cabría aquí la reflexión si la misma ciencia no sería acaso una pseudociencia.

A modo de anécdota implicativa, siendo joven estudiante de Matemáticas en la universidad deseé poner a prueba esta controversial tesis que el azar no es tan aleatorio como parece. Realicé una prueba de hipótesis estadística que tuvo como hipótesis alternativa que la proporción de seis (6) que podía yo lanzar con un dado tradicional sin trucos era superior a la frecuencia esperada teórica (1/6, o sea, el 16,66% de las veces). Allí, con una muestra hartamente significativa de 1.000 lanzamientos, obtuve un  19,16% de lanzamientos seis. Puede que un 2,5% más de lo esperado te parezca poca diferencia, pero en 1.000 lanzamientos y desde el punto de vista estadístico, pude descartar, utilizando la curva de la distribución normal, que mi frecuencia de lanzamientos de seis no era de 16,66%, sino mayor. Y según la teoría de la probabilidad, tendría que ser 16,66%. ¿Cómo puede ser que saque más seis de lo que dice la teoría? Muy simple: se llama la intención focalizada y no es algo que solamente yo puedo hacerlo, tú también puedes hacerlo si focalizas bien tu intención y tu emoción en lograrlo. Hoy, la Mecánica Cuántica ya conoce El Efecto Observador y lo explica porque la intención  del observador cambia lo observado.



¡Si te ha gustado este artículo, puedes ver y escuchar mi más reciente producción en La Caja de Pandora acerca de este tema!



Academia Júpiter
Director: Juan Carlos Pons López
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