martes, 3 de enero de 2017

¿Existe el destino?

¿EXISTE EL DESTINO?

ESTUDIO DESDE EL PSICOANÁLISIS INICIÁTICO DE LA

 PELÍCULA “FORREST GUMP”


Por Juan Carlos Pons López


Nota: se sugiere al lector leer el análisis y luego ver la película. O viceversa.

Resumen de la película
“Forrest Gump” es una película estadounidense cómico-dramática estrenada en 1994. Está basada en la novela del mismo nombre del escritor Winston Groom, la película fue dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Tom Hanks, Robin Wright, Gary Sinise y Sally Field. La historia describe varias décadas de la vida de Forrest Gump, un nativo de Alabama que sufre de un leve retraso mental y motor. Ello no le impide ser testigo privilegiado, y en algunos casos actor decisivo, de muchos de los momentos más transcendentales de la historia de los Estados Unidos en el siglo XX, específicamente entre 1.945 y 1.982.

La primera escena: la pluma
La pregunta clave que subyace en todo el argumento de la película se muestra a través del simbolismo de la escena de la pluma en el inicio de la película. La cuestión que la película trata de develar es la siguiente: ¿existe el destino? ¿Estamos predeterminados? ¿Construimos nosotros nuestro propio destino? ¿Tenemos libre albedrío?

En respuesta a estas preguntas trascendentales que el hombre se ha realizado desde sus inicios, al inicio de la película se muestra una pluma que, volando por los aires, se deposita ante los pies de Forrest Gump. 

Este simbolismo nos indica lo que el hermetismo nos ubica desde sus bases: que la realidad densa se mueve a partir de la realidad sutil. También las vueltas aparentemente aleatorias y caprichosas que realiza la pluma por el aire representan lo programado en el hombre común, el cual permite que su destino sea dirigido y que no interviene en crearlo. De hecho, la pluma se coloca en el hombro de un hombre de negocios común, pero éste no advierte su presencia: el hombre común no advierte que es lo sutil lo que dirige su destino. Sin embargo Forrest, dotado de una sensibilidad especial, si la nota.
Toma entonces él la decisión de guardarla en un libro de cuentos que porta en su maleta (la maleta representa todo aquello que le es útil en la vida). Es curioso que la pluma se deposita justo a sus pies, indicando por una parte como desde lo sutil se le pon en juego su problema infantil de dificultad de caminar, pero por otro lado “a sus pies” quiere decir “la realidad la creas desde lo sutil, lo cual está a tus pies, a tu servicio”.

Deja pasar varios autobuses (elige su destino). La enfermera de piel negra que se sienta a su lado prácticamente lo ignora. Habla de sus zapatos (el recurso para andar por la vida) y dice que los zapatos dicen mucho sobre el recorrido (iniciático) que ha tenido la persona, y comienza a evocar los zapatos que ha tenido. Su madre representa para él su maestra y le hace espejo de su propia sabiduría interior.
Tom Hanks interpretó esa pluma así, y lo cito: «Nuestro destino solo se define por cómo barajamos los cambios en nuestra vida y eso es lo que encarna la pluma mientras es mecida por el viento. Puede aterrizar en cualquier lugar y lo hace a tus pies. Son muchas las implicaciones teológicas».

El aspecto simbólico de la numerología en la película
Durante el transcurso de la película se ponen en juego algunos símbolos de la numerología que iré explicando según estemos avanzando en el desarrollo de la película.

La visión Junguiana del destino presente en la película
La cosmovisión de Carl Jung aparece también en la película. Dijo él en una ocasión: “Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas, te somete; lo que aceptas, te transforma”.

Durante la película, observamos que la misma situación se repite a los personajes, especialmente a Forrest, bajo formas diferentes, pero en esencia la misma situación, y hasta tanto no le da respuesta el destino se la sigue colocando delante de sí.

La concepción del tiempo
Desde el análisis iniciático del tiempo, esta película transcurre entre dos concepciones del tiempo:
a) el tiempo lineal, que transcurre en una parada de autobús, mientras Forrest Gump le cuenta a las personas que se sientan a su lado en el asiento de la parada situaciones de su vida personal.
b) El tiempo circular, que transcurre en el registro de su imaginario, registro en el cual revive acontecimientos de su vida que precipitan en la razón por la cual él está en la parada de autobuses. También el tiempo circular transcurre cuando el destino le coloca una y otra vez las mismas circunstancias en esencia pero bajo formas diferentes.

Los tres registros del psiquismo en la película
En la película se muestra el uso del registro de lo imaginario (que se moviliza en el tiempo circular a través de los recuerdos de Forrest) y en lo real (en la parada de autobuses, en tiempo lineal). En una inmensa mayoría, la película transcurre en el imaginario.

Los paradigmas imperantes y sus programas automáticos
Dada la inmersión histórica de la película entre los años 40’s y 80’s, el paradigma religioso está presente durante todo el tiempo en la película, aunque el paradigma político y científico también aparecen en algunas escenas, siendo el económico en apariencia el menos importante, quizá por estar dotado en la vida de un referente materno muy positivo.

Dado que su nombre le fue dado por su madre en alusión a un líder del Ku Klux Klan, dentro de su nombre ya está programado en automático el rol de salvador.

Las zonas de pantano
Es muy evidente que Forrest se metía en las zonas de pantano. Su preferencia era hacer la función de salvador, aunque en ocasiones en la película se mostró como el victimario (por ejemplo, en las escenas donde le da una golpiza a los novios de Jenny).

Los referentes materno y paterno
Forrest debe vivir una vida con un referente materno muy marcado (la incentivación está presente todo el tiempo) pero una ausencia de referente paterno, ya que su padre abandona a Forrest y a su madre. Esto hace que su vida sea llena de incentivos, pero errática y sin dirección.

Desarrollo de la película
El director de su colegio indica que Forrest tiene un coeficiente intelectual bajo, es decir, niveles de retraso mental. Su madre debe prostituirse con el director para que Forrest pueda ser admitido en la escuela como un niño normal. Su padre los abandonó. Su único referente es el materno, la incentivación, pero le faltará dirección en la vida por la ausencia de referente paterno.

En su primer día en la escuela, cuando se sube al bus, nadie quiso dejarlo sentarse a su lado por verlo “diferente”. Inclusive la que conduce el autobús escolar es una mujer. Reiteradas veces en la película se muestra que todo su mundo de referente es el materno. Una hermosa niña lo invita a sentarse. Consigue en ella (Jenny) una amiga inseparable.

En una escena, unos chicos se meten con él, le lanzan piedras. Y esa es la escena donde gracias a esas Esfinges representadas en los chicos abusivos, él logra superar los aparatos y comienza a correr sin necesitarlos. Aquí se muestra que es solamente ante las dificultades como crecemos. Pero por otra parte, la respuesta que da es desde la incentivación que es algo que viene del referente materno que vive a través de Jenny, cuando  le dice “corre Forrest, corre”.

En una ocasión va a visitar a su amiga Jenny, que vivía en una casa muy pobre. Su madre había muerto y su padre abusaba de ella y de sus hermanas. Él no tiene referente paterno, y ella lo tiene distorsionado. Aquí aparece una zona de pantano: Jenny y sus hermanas, las víctimas; su padre, el victimario; y entonces Jenny ¿Qué buscaba en Forrest sino un salvador? Durante una persecución que el padre les monta, Jenny y Forrest escapan, pero en algún momento aparece el paradigma religioso: Jenny le pide a Forrest que rece con ella. Es decir es una reafirmación de la zona de pantano (buscando un salvador). El Universo sin embargo le contesta a Jenny y las leyes separan a la niña Jenny de su padre y la entregan a su abuela. Esta escena te indica que los automatismos del yo funcionan para lo que están programados: para mantenerte vivo, pero no para hacerte feliz.

Cuando ya son jóvenes universitarios, se repite la historia de los compañeros que tratan de abusar de él (la cosmovisión Junguiana de la película). Es el paso de la magia cuando la Esfinge vuelve a aparecer aunque creas que ya le has dado respuesta. Solamente que esta vez la Esfinge es más rápida que él (vienen en un camión, no en bicicletas) y él debe idear otra respuesta (correr por dónde no pueda entrar un camión y aprovechar la inercia de la velocidad del camión a su favor: Wu Wei). ¿Por qué se repite la escena? ¡Porque es otra forma de falla la que se pone en juego! Porque la primera vez le dio respuesta a su limitación de movilidad, y la segunda vez tuvo que dar respuesta a su escasa inteligencia. Nuevamente aparece Jenny realizando la incentivación y la figura materna.

El dar respuesta su falla corriendo hace que se fijen en él unos entrenadores de fútbol americano en vista de lo rápido que resultaba, lo que le da ingreso a la universidad. Por cierto el número que luce en su camiseta (el 44) por un lado visto como número de dos dígitos es un número maestro (la maestría en la materia) y visto reducido a un dígito es un 8 (4+4, el poder, la competitividad, la perfección en la materia, el poder, la abundancia vivida la materia desde el espíritu), lecciones que le tocó aprender durante dicho período universitario.

Durante su época universitaria, comienza el paradigma de la política. Las luchas raciales por la reivindicación de los derechos civiles y de las personas de piel negra. Es decir, aquellos que son diferentes. En cierto modo como a él quisieron hacerle creer que era diferente, pero su madre siempre lo incentivó diciéndole “tú eres igual a los demás”. Esto hace alusión al Diagrama de Peirce, Cuadrante I, Ante Los Inicios, 1+.
Mientras tanto, en la parada de autobús, lugar donde ocurre toda la película en lo real, pasa otro autobús y Forrest tiene otra persona sentada en la parada. Ninguna de las dos personas parecen más que ignorarlo. La enfermera que estuvo de primero debe irse ya que éste es su autobús: Forrest pregunta si es el número 9 (el que él debe abordar: número relacionado con la confianza en los poderes divinos, con el fluir, el soltar, el entregar, el altruismo y sentido humanitario) pero ella le indica que es el número 4(el número de la materia). El 9 representa el por dónde debe llegar a su destino (el autobús es el por dónde, el medio). Aquí se resalta nuevamente el tema que quienes lo escuchan están sumergidos en por dóndes de la materia y no de lo humanitario. Mientras la primera persona (la enfermera) se va en su autobús, una madre con su hijo, la segunda persona en el banco, se aproxima a él y trata de entablar conversación.

Mientras tanto, su amor de niños, Jenny, había elegido otro novio. En una lluviosa escena, Jenny y su novio trataban de tener sexo en el carro, y Forrest recuerda la escena donde ella huía de su padre, lo que le hace suponer que él trata de hacer algo deshonesto con ella. A él se le juega el salvador en la zona de pantano. Está reaccionando desde sus programaciones. Mientras tanto, el soundtrack de la película toca el tema “But I Do” (“no sé porque hago lo que hago, pero lo hago”, es decir, la declaración que el ser humano tiene sus programaciones inconscientes). Ella por supuesto se molesta, pero le conmueve su heroísmo y ella juega el papel de víctima, admitiendo que él le ha salvado, llevándolo a tener sexo con él. Pero, al mismo tiempo, ella le hace de salvadora (él es virgen todavía y ella viene a “salvarlo” de esto). A él le invade el miedo, ya que Jenny representa su madre (complejo de Edipo) y entonces ella cede ante esta programación de él y se cancela el acto sexual. Su única mujer había sido su madre, y en consecuencia él la ve como su madre, y por supuesto, lo que viene a su mente es cometer incesto.

Gracias al fútbol americano, lo seleccionan para el equipo nacional de este deporte y conoce al presidente. Finalmente se gradúa en la universidad y le ofrecen alistarse en el ejército. Ante la ausencia de referente paterno, el lleva la vida que los demás le programan para él sin cuestionamientos.

Por supuesto, la vida le vuelve a poner delante el episodio del autobús, ya que él nunca dio una respuesta a esto… se limitó a buscar un salvador. Pero esta vez ¡el conductor es una figura masculina, militar, ruda e insultante! Se repite también la persona que lo acoge como Jenny, pero en esta ocasión es una figura masculina de color negro. Benjamín Buford Blue (todo el mundo le llama Bubba, es decir, tiene un conflicto de identidad: él es lo que el otro ha dispuesto). Pero Forrest dice: me llamo Forrest Gump y todo el mundo me dice Forrest Gump, es decir, en él ni siquiera hay un conflicto de identidad ya que está demasiado programado al punto que no ve ningún conflicto. Le habla de un barco de camarones donde él trabajaba. Lo de los camarones es una programación familiar de Bubba.

Aquí también a través de las iniciales del nombre de su amigo se simboliza algo. La triple B en numerología es el 222, que suma 6, número relacionado con el compromiso familiar. En su nombre la película nos muestra su compromiso con su programación familiar.

En la siguiente escena, el superior de la milicia lo aborda y le pregunta: ¿cuál es tu único objetivo en el ejército? Forrest responde: hacer lo que usted me mande. Y el superior le refuerza esa conducta. Nuevamente surge el hombre programado por el paradigma político (el poder). Como estaba tan programado por la sociedad, por supuesto que encajó perfecto en el servicio militar. Mientras tanto su amigo Bubba sigue hablando de su tema: los camarones. Se entera que Jenny se había metido a posar con Playboy y de streeper en un bar, pero claro, él todo lo ve desde su inocencia. Incluso va al bar a verla cantar desnuda. El sueño de Jenny (“sueño”) se había hecho realidad. Era famosa y una cantante de folk. En realidad, lo programado en ella por la ausencia de referente paterno. Surge un problema con un cliente abusivo (como su padre) e inmediatamente la figura de salvador surge en Forrest. De nuevo lo programado en ambos. Ella le recrimina hacer de salvador, y él dice: no puedo evitarlo. Te quiero. Es decir, confundido por sus programaciones automáticas.

El ejército lo envía a pelear a Vietnam. El teniente Dan que les da las órdenes también está programado (por tema familiar) a luchar en las guerras norteamericanas (y a morir en ellas, por cierto). Durante una de las escenas, Bubba le ofrece trabajo pescando camarones. Mientras Forrest se recordaba de Jenny y le enviaba cartas desde Vietnam, ella vivía la época de los hippies en California.

Durante un ataque aéreo al pelotón, Forrest corre y se salva. Pero luego por su programación de salvador regresa a ver dónde había quedado su amigo Bubba. Por el camino salva a otro compañero, y luego otro, y luego otro. Inclusive al teniente Dan. Finalmente consigue a su amigo Bubba y lo salva justo antes que un fuerte ataque aéreo arrasa con todo. Sin embargo a causa de sus fuertes heridas muere. Pero Forrest toma su proyecto familiar como propio, en ausencia de referente paterno que dé dirección a su vida, lo que en biodescodificación se conoce como proyecto sentido y asume una programación de su amigo.

En el hospital, se revela que el teniente Dan se queda sin piernas, mientras que Forrest solamente se recupera de una herida en los glúteos.  Allí se le muestra que todas las cartas que le envió a Jenny vinieron devueltas. Se aficiona a jugar al ping-pong. Allí otro compañero lo inicia en el juego (lo idéntico en lo diferente, es que también es de piel negra). Resulta ser muy bueno.

Mientras tanto, el teniente Dan en una escena le recrimina que lo haya salvado. Dice que todos tenemos un destino (programaciones automáticas) y él deseaba morir en ese destino, como un héroe, con sus hombres. Lo culpa de apartarlo de su destino, y le recrimina que ahora no es más que un inválido. Esto hace referencia al libre albedrío y que no tenemos derecho a intervenir en la vida de los otros para salvarlos. El teniente Dan se preocupa, porque una vez que Forrest lo rescata de sus programaciones automáticas de morir como un héroe en combate, ya no tiene respuesta del Sujeto. Representa al ser humano que es “despertado” sin su consentimiento por los que están “más despiertos”.

Evidentemente, la sociedad premia a Forrest por seguir lo programado en él (salvador) y le otorga una medalla de honor al mérito. Pero de pronto, al regresar a Washington, se ve rodeado de una manifestación en contra de la guerra en Vietnam. Entonces un general del ejército sabotea sus palabras cortando el sonido, y al final no llega a escucharse lo que dijo. Su programación no le permitía decir lo que tenía que decir sobre la guerra de Vietnam porque no estaba programado en él. En eso aparece Jenny de nuevo entre la manifestación, ambos eventos lo retrotraen a sus programaciones: la figura materna de nuevo. El yo siempre busca el estado anterior.

Jenny lo importa a su vida, junto con sus amigos hippies y comunistas. Por cierto, el novio actual de Jenny también tiene el mismo programa del salvador. Allí Forrest se da cuenta que su actual novio le pega, con lo cual su programa de salvador nuevamente se activa. Entonces le da una golpiza (cambiando a victimario) y Jenny y él se van de este ambiente. Pero luego Jenny, víctima, necesita de nuevo a su novio agresor para poder justificar su programa de víctima y se vuelve con él. La justificación de su novio siempre es echar la culpa al afuera y decir que la violencia está afuera, pero no asume su propia violencia interna. Lo curioso es que le dice al despedirse de él “siempre seré tu chica” y acto seguido se va con el maltratador. No hay coherencia entre actos y palabras.

Sigue en el ejército, pero jugando al ping-pong. Llega a la selección nacional y juega contra los chinos. Sale en un programa de televisión junto a John Lennon. A la salida se consigue con el teniente Dan que le envidia y le recrimina por su éxito. Se queda con el teniente Dan a acompañarlo el fin de año. El teniente Dan se refugia en la bebida ante lo que considera la imposibilidad de hacer una vida fuera de su programación de morir en la guerra. En la conversación surge el paradigma religioso. Luego en el bar donde esperan el fin de año, Forrest le dice al teniente Dan que deberá convertirse en capitán de un barco camaronero, porque, en sus palabras, “una promesa es una promesa” (el valor en iniciación de la palabra como constructora de nuestra realidad). En el hotel con la compañía de unas prostitutas, una de ellas se burla de Forrest, a lo cual el teniente Dan sale en su defensa (quien también está en las zonas de pantano, de víctima pasa a salvador), despide a las prostitutas de forma agresiva. Y cuando Forrest trata de ayudarlo a levantarse, prefiere hacerlo él y no volver a poner a Forrest en su automatismo de salvador. Aquí el teniente Dan hace el primer intento más o menos serio de salir de la víctima y de sus programaciones.

Mientras tanto, el equipo de ping-pong norteamericano es recibido por el presidente Nixon, y Forrest es nuevamente invitado a la Casa Blanca, repitiéndose su programación. Nuevamente recibe reconocimientos. Pero también recibe una carta indicándole la finalización de su servicio militar y por lo tanto de su etapa como jugador de ping-pong con el ejército. Vuelve a casa. Le esperan ofertas de dinero por promocionar raquetas de ping-pong.

Poco después, se dirige a casa de la familia de Bubba. Visita su tumba. Con el dinero de la publicidad obtenido por promocionar las raquetas de ping-pong se identifica al programa de su amigo Bubba y se compra un barco camaronero. Le pone por nombre Jenny. Mientras tanto, Jenny inmersa de nuevo en el paradigma social de la época de la música disco esta vez, trata de suicidarse. Pero es débil y no puede.

En uno de sus viajes a la mar, lo está esperando en el puerto el teniente Dan. En coherencia con lo que le dijo en bar, que si él en algún momento llegaba a capitán de un barco camaronero, él sería su primer oficial, viene a cumplir con su palabra. Este es el primer momento bien serio del teniente Dan de construir su propia realidad mediante el respeto a su palabra. Sin embargo, no consiguen camarones. “Tal vez debas pedírselos a Dios”  nuevamente el paradigma religioso hace su aparición (salvador). Forrest se convierte al culto religioso. Pero sigue sin camarones. Entonces le indica el teniente Dan: “¿dónde está tu Dios?”, cuestionando el paradigma. Y según Forrest, Dios aparece en medio de una descomunal tormenta. El noticiario habla de que la industria pesquera ha sido “víctima” y la tormenta la ha dejado en la ruina total. Solamente el barco de Forrest (Jenny) sobrevive a la tormenta (realiza una mínima diferencia positiva, al menos 1 lo logra, cuadrante de Ante el Crecimiento en el Diagrama de Peirce). Claro, después de eso, el barco estaba lleno de camarones dado el largo circuito que debieron realizar para superar la tormenta y dar respuesta a su falla (la falta de dirección en la vida, representado por el timón del barco). Aquí se pon en juego que el cómo te lo brinda el Universo. El pidió camarones, y el Universo le respondió en forma abundante, pero quizá no de la forma cómo el esperaba que esto se diese. Gracias a eso su empresa de venta de camarones se hizo exitosa.

Mientras tanto, en la silla de la parada de bus, un señor se burla de él diciendo que él no puede ser el millonario dueño de la empresa Bubba Gump de camarones, pero una señora anciana si se interesa en su relato. Se va del asiento. Pero luego le presenta pruebas a la señora, una revista los entrevistó. Pruebas que el primer hombre que se burla de él no puede acceder porque ya se había retirado del asiento y de la parada. Estaba en otra frecuencia diría la física cuántica. Esta escena se refiere a que hay que creer para ver, y no a la inversa.

Después de un período muy extenso de oscuridad, el teniente Dan recupera su luz y le agradece por salvarle la vida. Está comenzando a existir desde un Sujeto en él, el primero de los Códigos Andinos: el Kausay.

Su madre enferma. Forrest otra vez sale apurado en programa de salvador. Sale corriendo a visitarla. Se entera que se está muriendo. Su madre le dice en cama que cada uno crea su propio destino. Y Forrest le pregunta: “mamá, ¿cuál es mi destino?” a lo cual le responde su madre: “tendrás que descubrirlo tú mismo” (es una respuesta que te daría cualquier maestro de enseñanzas iniciáticas). Según sus propias palabras, mamá “tenía una forma de explicar las cosas para que yo entendiera”. Ella siempre usaba lenguaje simbólico y le hablaba en parábolas, de manera que enviaba los mensajes a su subconsciente.

Mientras tanto, volvemos a la parada, en donde la anciana está visiblemente conmovida con el relato, y pasa otro autobús que él no elige montarse. La anciana esperaba el autobús 7, número alegórico a la sabiduría y a lo espiritual. La anciana le indica “ya vendrá otro”.

Su pueblo natal le ofrece trabajo cortando el césped. Como no tiene referente paterno, acepta. Mientras tanto, el teniente Dan, que queda a cargo del negocio camaronero, invierte el dinero en la empresa de discos Apple Records. Le dice en una carta: “ya no tenemos que preocuparnos por el dinero”. Este evento afortunado tiene que ver con el hecho que ambos cumplieron su palabra en el barco camaronero. Comienza una etapa altruista (numerología 9). Como tiene suficiente, dona a una iglesia bastante dinero y a un hospital de pescadores, y a la mamá de Bubba. Pero seguía pensando en Jenny.

Y un día llega Jenny a su casa. Ellos comparten tiempo juntos. Pero en algún momento llegan caminando a la casa de la infancia de Jenny, con lo cual luego de un acto de catarsis lanzándole piedras a la casa es evidente que ella no ha podido superar todavía los temas de su infancia con su padre. Comparten un tiempo y actividades juntos. “Fue la época más feliz de mi vida” comenta Forrest. Le propone matrimonio, pero ella lo rechaza. Esa noche ella lo busca para hacer el amor, pero en la siguiente mañana ella se va nuevamente. Él se encuentra desvastado.

Decide nuevamente ponerse a correr. “Sin ninguna razón” dice. Más bien lo programado en él por Jenny. Comienza a correr por todo el país. Lo curioso es que la televisión lo menciona como un “jardinero de Alabama” y no menciona todas sus demás logros. ¿Amnesia social? Lo que él hizo sin embargo sirvió de motivación para los demás. Tuvo la compañía de muchos corredores. Así como deseo comenzar, deseó terminar de correr. Está en coherencia. Por supuesto que las personas se desilusionaron de él. Está claro que en su toma de decisiones no está incluida su mente, sino únicamente su corazón o su emoción. Este episodio habla de cómo los seres humanos buscamos constantemente del maestro, del salvador, del otro que nos valide a hacer o dejar de hacer.

Regresa a casa. Recibe carta de Jenny. Esa es la razón por la que está en la parada. Tiene que tomar el autobús 9 (¡ya explicado!) y tendría que ir hasta el 1947 de cierta calle (1+9+4+7=21=número de la carta del Tarot llamada El Mundo, símbolo de realización plena), apartamento 4 (su número de camiseta 44 del fútbol americano, número relacionado con los asuntos materiales pero también con la salud). La señora de la parada le indica que la dirección que busca queda a unas cuadras en cierta dirección, y resurge de nuevo el corredor en Forrest. Lo incentivado por Jenny.

En esta cita en su casa, Jenny le muestra que lo venera como a un héroe. Se entera que ha sido padre de una criatura. Sin embargo a la criatura no se lo presentan como su padre. Nuevamente su hijo repite su programa de ausencia de referente paterno. Aquí Forrest tiene una gran oportunidad de reescribir el pasado de su falta de referente paterno en la vida, razón por la cual ha dado tantas vueltas sin dirección. Jenny le anuncia que está enferma de una enfermedad donde la medicina no le da respuesta (paradigma de la ciencia). Ella le propone matrimonio (lo cual en otro momento se lo propuso Forrest, y ella se negó) y él contesta: “bueno”. Ella desea ser cuidada en sus últimos días, y elige amar lo que desea, elige sentirse en coherencia con el resultado que persigue, y lograr así una conjunción de dos formas de amor según los griegos.

A su boda llega el teniente Dan caminando con piernas de titanio. Una boda pequeña. Hasta que finalmente Jenny muere. Al pie de su tumba vuelve Forrest a recitar una frase que su madre le decía “la muerte forma parte de la vida”. En este momento, cuando habla al pie de la tumba de Jenny, dice “no sé si tiene razón mi mamá, o lo tiene el teniente Dan. Si todos tenemos un destino y estamos flotando como una pluma en la brisa”. Aquí es donde se aclara el significado de la pluma al inicio de la película. Al final piensa que ambas opciones ocurren al mismo tiempo. Aquí la película da su respuesta a la pregunta subyacente detrás de la misma. El destino existe, que es lo programado, y el libre albedrío es la elección del Sujeto.

Forrest realiza el rol paterno con su hijo. De esta forma logra avanzar hacia su crecimiento al actuar desde el Sujeto y no desde el yo que lo programa.

Se repite nuevamente el episodio del autobús, pero esta vez quien debe abordarlo es el Pequeño Forrest. Hasta tal punto es una repetición, que el chico lleva el mismo libro que él llevaba al colegio. La pluma que él había metido en el libro (al principio de la película) se cae del libro cuando Forrest lo abre. Él tiene la tentación de explicarle al chico lo que no tiene que hacer. Pero le permite tomar sus decisiones. La pluma se muestra luego, a los pies de Forrest (el mismo simbolismo) pero luego ella se aleja volando hacia el cielo.

En esta última escena, comprende que ha estado haciendo de salvador toda su vida y reprime su deseo de hacer de salvador de su hijo y le permite descubrir su propio destino. En la Enseñanza Iniciática hace lo que llamamos un "Arranque Bifásico", es decir, vuelve a comenzar una segunda fase en la situación aprendiendo y considerando todo lo que tiene que considerar.


Por lo tanto, la respuesta es: ambas. Existe el destino y tenemos libre albedrío para modificarlo. El destino está enmarcado dentro del yo y las programaciones, y el libre albedrío se decide desde el Sujeto.


Juan Carlos Pons López

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