jueves, 27 de abril de 2017

La Esfinge Desde la Enseñanza

LA ESFINGE DESDE LA ENSEÑANZA

Por Juan Carlos Pons López



Aquellos que hemos tomado la inquebrantable decisión de hacernos Iniciados en este Recorrido de la Enseñanza, sabemos muy bien que es inevitable que en el camino hacia alcanzar nuestros Resultados Iniciáticos, aparezcan sí y sí desvíos.  Si no aparecieran dichos desvíos, es posiblemente debido a que los resultados que nos proponemos obtener ya estaban programados en nuestros yos. Y claro, para eso no necesitamos un camino de Enseñanza. Éstos no constituirían ningunos Resultados Iniciáticos.

Tampoco debemos caer en la trampa del yo que te dice que “si es muy difícil de lograr, es que no era para ti”. Trampa muy presente tanto en todas las religiones como en los movimientos New Age, cuyas distintas formas se detectan con facilidad, porque ponen tu poder en el afuera.

Esto implica que, en nuestro camino hacia nuestros Resultados Iniciáticos, pronto tendremos que cambiar el desde dónde, ese lugar, posición o coordenadas desde dónde hacemos lo que hacemos, aquellas creencias, prejuicios o preconceptos desde donde intentamos ingresar a nuestros Resultados Iniciáticos.

Inclusive, ni siquiera el mismísimo Dios se vio eximido de hacerlo, cuando según la Biblia, luego de haber creado a la Humanidad, "Ordena" el diluvio universal y arranca otra vez en una segunda fase, segunda fase que se Ordena gracias a lo que hubo detectado como fallas en la primera fase.



Este concepto de la Enseñanza se conoce como el Arranque Bifásico. Arranque en el cual debemos considerar primero que todo una autoevaluación, que incluye los llamados considerandos y que surgen del conocido Diagrama de Peirce. Una vez que hayamos realizado la autoevaluación es que podemos habilitarnos para poner en marcha la segunda fase, y no antes.

El Arranque Bifásico va a ponernos tres factores en juego: una casualidad (no una simple señal) que se detona y que cambia de una forma clara la obtención del Resultado Iniciático, esa casualidad genera un cambio en nuestros desde dóndes que hasta ahora habíamos usado, y surgirá también el factor obstaculizante, limitante, castrante que es lo que en la Enseñanza conocemos como La Esfinge, la cual intentará por todos los medios posibles a su disposición equilibrar la fuerza que hemos hecho para movernos en una dirección. Toda fuerza genera una contrafuerza de sentido contrario.

El simbolismo de La Esfinge se encuentra a la entrada misma de la Gran Pirámide. Si la observamos, es enigmática, misteriosa… casi te preguntas… ¿Qué hace esto aquí? Y es que cada vez que tratemos de llegar a un lugar valioso en nuestra vida, La Esfinge se interpondrá en nuestro camino para evitar que logremos aquello que nos hayamos propuesto, bajo una gran multitud de formas. No debemos dejarnos engañar por su multitud de formas: todas obedecen a los mismos desde dóndes del yo y a la misma estrategia. Que cambien de forma es meramente otra estrategia más del yo para distraernos y que no entendamos su estrategia.

La pregunta importante que debemos respondernos aquí es: ¿y para qué quiere semejante cosa La Esfinge? La lógica de La Esfinge es presentarse ante nosotros como una sumatoria de todo aquello que nos resta fuerza, que nos hace caer en trampas, que nos vuelve inseguros, temerosos; en otras palabras, todo aquello que no hemos resuelto, todo aquello a lo cual no hemos dado respuesta en nuestra vida.

Cuando llevamos a cabo el Arranque Bifásico, hay algo más que habremos aprehendido en el proceso, algo decisivo y fundamental para quienes queremos constituirnos en Creadores de Nuestra Propia Realidad. Este aprendizaje es que si nuestro cambio de desde dónde encaramos la situación nos habilitó a dejar atrás y a vencer aquello que parecía que podía detenernos, entonces nunca jamás, el obstáculo que tendría el poder de frenarnos o detenernos, viene desde afuera. Si nos permitiéramos detenernos ante Eso, es porque desde adentro estamos Ordenando Nuestro Universo para que ese obstáculo se nos presente como irresoluble. Entonces, no es lo externo lo que nos frena, sino que somos nosotros quienes nos permitimos frenarnos ante Eso.

Pero… si ya sabemos que nada externo puede detenernos, entonces en ningún momento debemos caer en el combate hacia afuera. En culpar al afuera o al otro. Quien hace esto pone pierde su poder al colocarlo afuera.

Otra trampa que nos hace el yo es pensar que si todavía no hemos obtenido el Resultado que deseamos es porque todavía no es el momento, por lo que sólo resta esperar. Es otra forma de la misma trampa: el Resultado que deseamos está afuera y tiene que llegarnos.

La tercera trampa es pensar que si no hemos obtenido lo que queremos, es porque quizá no sea para nosotros, si con todo lo que hemos hecho no lo hemos alcanzado el Resultado, no lo alcanzaremos. Es la justificación, que en el fondo trata de lo mismo: que el poder está afuera.

Visto desde este punto de vista, La Esfinge es en realidad un Maestro disfrazado. Nos enseña a ir más allá de la imagen que tenemos de nuestro Resultado y de la idea que tenemos del mismo.

Desde la Astrología, el planeta que representa estos mismos principios que La Esfinge, es Saturno: él representa nuestras limitaciones, fallas, obstáculos y castraciones. Pero como se conoce en la Enseñanza, donde se origina el problema, allí está la solución: también muestra madurez, disciplina, figura paterna, responsabilidad y paciencia, virtudes que nos permitirán consolidar y materializar nuestros propósitos.


Desde la Numerología, los llamados Nueve Sectores del Inconsciente también muestran en cuáles arquetipos numéricos se encuentran nuestras fallas e inexperiencias, y este mismo estudio numerológico puede mostrarte la forma de dar respuesta a las mismas.



También desde una interpretación del Tarot, puedes preguntar por las fallas, las formas como se presenta La Esfinge y la respuesta más conveniente para ti representada en tus desde dóndes, adóndes y por dóndes que te permitirá tener un grado más avanzado de conciencia acerca de este tema. Igualmente se puede practicar una lectura basada en el Diagrama de Peirce: ¿qué me resulta posible en esta situación? ¿qué imposible? ¿qué necesario? y ¿qué contingente?

Academia Júpiter
Director: Juan Carlos Pons López
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