¡EL SILENCIO ES LA PRÁCTICA EN EL ARCANO EL MAGO Y AL CHAMÁN!
por Doris Cecilia Montero
“EL SILENCIO ES EL SUEÑO QUE NUTRE LA SABIDURÍA”. (FRANCIS BACON)
El chamán es quien bebe silencio en las aguas de la oscuridad; es quien logra navegar en la tempestad del caos original justamente porque tiene ese silencio que le da la entereza para no precipitarse por la borda y resistir las agitaciones. Es el silencio lo que le da la confianza de que, más allá de ciertos obstáculos o señales que podrían ser confusas, llegará a buen puerto. Y es que en el silencio está lo místico y en esto se hace patente su conexión con el mundo espiritual que lo asiste. "Y es que 'la zona del silencio' no sólo significa que el alma está, fundamentalmente, en paz, sino también que hay un contacto con el mundo espiritual o celestial que trabaja en conjunto con el alma", dice Tomberg. En verdad que hacer silencio es el requisito esencial de toda comunicación significativa, sea con una persona a la cual nos abrimos a tener un intercambio profundo o sea con una energía sutil que yace invisible desde el ruido de nuestra mente. De otra forma sólo hay ruido, tautología y proyección de nosotros mismos.
El chamanismo y el silencio, basándome en una edición de la revista Artes de México en la que se concluye por diversas fuentes que “La habilidad chamánica consiste en percibir y mirar lo ausente y escuchar lo que el silencio revela”. Esta misma idea puede aplicarse también a los magos (siendo la más alta magia el misticismo y el conocimiento de lo divino). La mejor elucidación de esta relación es la que hace el místico hermético cristiano Valentin Tomberg en su libro Los arcanos mayores del tarot. Para concluir con este acercamiento al silencio, que está impulsado por la inflamación misma de la mente que desea el silencio como se desea a un amante, como el alma desea a Dios, como los ojos desean contemplar el cielo o como el fuego desea el aire, descansamos en el ardor poético de estas palabras cuya riqueza de matices lo mismo glosa los Yoga-sutras de Patanjali que del wu-wei taoista o de "la noche del alma" de San Juan de la Cruz.
La concentración sin esfuerzo es decir, ese lugar en el que no hay nada que suprimir y en donde la contemplación se vuelve tan natural como la respiración y el latido del corazón es el estado de conciencia ( pensamiento, imaginación, sensación y voluntad) de calma perfecta, acompañada de la completa relajación de los nervios y los músculos del cuerpo. Es el profundo silencio de los deseos, las preocupaciones, de la imaginación, de la memoria y el pensamiento discursivo. Uno podría decir que todo el ser se vuelve como la superficie quieta del agua, reflejando la inmensa presencia del cielo estrellado y su armonía inefable. ¡Y las aguas son profundas, tan profundas! Y el silencio crece, perpetuamente… ¡qué silencio!. Su crecimiento se lleva a cabo a través de ondas regulares que pasan, una tras otra, a través de tu ser: una onda de silencio seguida por otra onda de silencio más profundo y luego otra vez una onda de silencio aún más profundo… ¿Alguna vez has bebido silencio? Si tu respuesta es afirmativa, entonces ya sabes lo que es la concentración sin esfuerzo.
Con el tiempo, el silencio o la concentración sin esfuerzo se vuelve un elemento fundamental siempre presente en la vida del alma. Es como el servicio perpetuo en la iglesia del Sagrado Corazón en Montmartre que se realiza en París mientras uno trabaja, uno interactúa, uno se divierte, uno sueña, uno muere… De la misma forma que “un servicio perpetuo” de silencio se establece en el alma, esto continua siempre aunque uno esté trabajando o cuando uno está conversando. Esta “zona de silencio”, una vez establecida, es un manantial del cual uno puede tomar tanto para el trabajo como para el descanso. Entonces tendrás no sólo concentración sin esfuerzo, también actividad sin esfuerzo.
TRANSFORMAR EL TRABAJO EN JUEGO
La transformación del trabajo, que es obligación, en juego, ocurre como consecuencia de la presencia de la “zona de silencio perpetuo”, de la que uno extrae una especie de secreta e íntima respiración, cuya dulzura logra ungir el trabajo y convertirlo en juego. Y es que la “zona de silencio” no sólo significa que el alma está, fundamentalmente, en reposo, sino, sobre todo, que existe un contacto con el mundo celestial o espiritual, el cual colabora con el alma. Aquel que encuentra silencio en la soledad de la concentración sin esfuerzo, nunca está solo. Nunca carga solo el peso que debe llevar; las fuerzas celestes, las fuerzas superiores, están ahí participando de ahora en adelante. Así en verdad se cumple la tercera parte de la fórmula:
Haz que todo yugo que hayas aceptado sea sencillo y cada peso que cargas sea ligero,
Se vuelve experiencia en sí misma. Puesto que el silencio es el signo del contacto real con el mundo espiritual y este contacto, a su vez, siempre engendra el influjo de las fuerzas. Este es el cimiento de todo misticismo, toda gnosis, toda magia y todo esoterismo práctico en general.
Todo esoterismo práctico está fundado en la siguiente regla: es necesario ser uno en uno mismo (concentración sin esfuerzo) y uno con el mundo espiritual (tener una zona de silencio en el alma) para que pueda ocurrir una verdadera experiencia espiritual o revelatoria. En otras palabras, si uno quiere practicar algún tipo de esoterismo auténtico ya sea misticismo, magia o gnosis, es necesario ser el Mago, concentrado sin esfuerzo, operando con soltura como si uno estuviera jugando, y actuando en perfecta calma. Esta es, entonces, la enseñanza práctica del primer arcano del tarot. Es el primer consejo, mandamiento o advertencia en lo que concierne a la práctica espiritual; es el aleph del “alfabeto” de las reglas prácticas del esoterismo. Y de la misma forma que los números son sólo aspectos (múltiplos) de la unidad, así también todas las otras reglas prácticas comunicadas por los otros arcanos del tarot son sólo aspectos y modalidades de esta regla básica.
• El silencio es el recogimiento del Ser en el retorno a su verdad. (Heidegger)
• La mente recubre la realidad sin darse cuenta. Para conocer la naturaleza de la mente necesitas inteligencia, la capacidad de observar a la mente en silencio con conciencia desapegada. (Nisargadatta Maharaja)
• Sé tan silencioso como un pez y sumérgete en el océano de la dicha. (Rumi)
• Permanezcamos en silencio para que así podamos escuchar el murmullo de los dioses. (Emerson)
• El que habla no sabe; el que sabe no habla. (Lao-Tse)
Doriana Mon
Limpieza con Péndulo, Tarot, Purificación de Aura y Orientación Espiritual.
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