jueves, 2 de marzo de 2017

EL TIEMPO DESDE EL HERMETISMO

EL TIEMPO DESDE EL HERMETISMO

Por Juan Carlos Pons López



El tiempo es parte de nuestra vida cotidiana. Lo medimos en los relojes, lo utilizamos como referente para programar actividades y puede que nos parezca imposible vivir un día sin observar el reloj ni una sola vez.

Sin embargo, si hay algo que debemos entender sobre el tiempo es que no es más que una medida del movimiento. Es un concepto mental. No existe en lo real.

Un ciclo de movimiento de la Tierra alrededor del Sol es un año; a partir de allí el hombre construye la unidad de medida de ese movimiento de la Tierra llamado tiempo. Por ejemplo, el día representa un ciclo del Sol en su movimiento aparente sobre la eclíptica de la Tierra. Inclusive, los astrólogos utilizamos el tiempo basados en los ciclos planetarios y las horas y días del calendario.


En realidad, pasado, presente y futuro son una ilusión de la mente. Cuando viajamos al pasado vamos con la mente, y tu pasado no es más que un registro en tu memoria. La ilusión que algo ocurre en el pasado se genera por la distancia que se recorre entre dos puntos. Explicaré esto en mayor detalle.

Cuando vemos una estrella, estamos viendo el pasado de la estrella, ya que la luz ha tenido que viajar y eso le ha tomado un tiempo, y mientras más lejos está la estrella más antigua da la ilusión de ser. Estoy viendo una estrella que a lo mejor ya no está allí.

Cuando nuestra mente percibe la realidad, siempre percibe una realidad que es una ilusión, que ya ocurrió, ya que la mente tarda unas milésimas de segundo en interpretar esta realidad, mientras tanto esta realidad ya no está allí. Es importante reconocer que no vemos la realidad como es, sino que la percibimos e interpretamos.

Antes de la llegada del hombre a la Tierra, sólo había movimiento: ningún ser, animal o planta, sabía qué hora era. Cuando llegó la conciencia humana que asignó números a ese movimiento fue cuando surge el tiempo. Mientras tanto no existió.

Si a un conjunto de personas le quitamos los relojes, cada uno tendría una percepción diferente del paso del tiempo. Si pudiéramos ver al Sol, podríamos hacer un cálculo de la hora. Si a las personas les quitamos el Sol y los ponemos en un cuarto oscuro, tendrían menos idea de la hora.

Más aún, si un conjunto de personas que vivieron una experiencia juntos los llevamos al pasado en su mente para que nos den lo que cada uno tiene en su registro de memoria, veríamos cómo difieren notablemente inclusive hasta en los hechos y probablemente habría contradicciones. ¿A cuál de todos esos registros del pasado tendría que ir para encontrar el pasado “verdadero”?

Este concepto de tiempo es el que nos dice que, como el pasado y el futuro son una ilusión de la mente y solamente está “guardado” en nuestro registro de memoria, se puede cambiar el pasado cambiando la interpretación que hemos dado a los hechos ocurridos. De todas maneras, ese pasado no está en ningún lugar físico. Yo soy quien decido la interpretación que doy a mi pasado.

Esta forma de ver el tiempo nos brinda una paz interior muy grande. El pasado traumático que pude percibir ya no existe y lo reinterpreto y no tengo lamentaciones. El futuro no me preocupa. El futuro es un potencial de creación, tampoco está sino en nuestros registros mentales. En el presente lo tengo todo, aquí y ahora. Yo elijo cuál futuro decido experimentar.

Si observas una fotografía que fue tomada hace digamos 10 años o tienes en tu mano un pergamino antiguo de hace 7 siglos, ¿qué te dice la antigüedad de la foto o del pergamino? El referente de tiempo que otro ha puesto en la foto y el pergamino. Tú, en cambio, lo estás viendo aquí y ahora. Yo decido si acepto ese referente o no. No hay un sitio físico a dónde ir cuando hacemos referencia del tiempo.


Un bebé pequeño no tiene referencia de tiempo. No sabe qué hora es. El bebé no sabe a qué hora debe comer, lo hace basado en un instinto de supervivencia. Igual para dormir. Todavía no tiene nada en su programación mental. Todas sus conexiones neuronales están disponibles para ser programadas. Obedece a sus ciclos internos de supervivencia.

Los pájaros, las plantas, la vida natural, no saben de tiempo. Ellos obedecen igual que el bebé a sus propios referentes internos del tiempo que son sus ciclos de supervivencia. ¿Cómo sabe el árbol que es otoño y que tiene que cambiar las hojas? Simplemente porque es su propio referente.

Sin embargo, el psiquismo humano y la mente funcionan con estos referentes, y estos referentes es lo que llamamos el otro en ti, el ego, el yo. Sin embargo, existen sociedades que no saben ni a qué año están, ni cuántos años tienen, ni que día es. Simplemente, no les hace falta saberlo. Llegaron al grado evolutivo de ser sus propios referentes. Y la referencia que el otro en ti programa (padres, sociedad, profesores, amigos) es un referente de tiempo lineal: pasado, presente y futuro.

Por otra parte, los descubrimientos del físico premio Nobel Albert Einstein (la Teoría de la Relatividad) habla que el Espacio-Tiempo son medidas relativas al estado del movimiento del observador. La frase cliché “el tiempo es relativo” es soberanamente verdadera.


Fíjate en que forma nuestra mente necesita de los referentes del que hablamos hace dos párrafos atrás, que en el último párrafo hicimos referencia a un premio Nobel. Es como si la mente entendiese que si un referente validado lo dice debe ser verdad. El mismo título de este apartado Si hablamos del tiempo y el no-tiempo desde la concepción que tiene la ciencia de vanguardia, por ejemplo, esto de por sí es también un referente a algo que tú consideras (o no) válido: la ciencia de vanguardia.

En cambio, el no-tiempo es estar y ser el movimiento mismo, es estar y ser el Absoluto. En el no-tiempo estaba originalmente la Divinidad. Y como es el Absoluto, no existían referencias de movimiento para calcular el tiempo. Hasta que decide desde el Amor expandirse para crear y aparecen entonces formas de referencia para medir espacio y tiempo. Es lo que la ciencia llama el Big Bang. Y técnicamente, “antes” del tiempo era el no-tiempo. Pero ese no-tiempo, como no existe el tiempo, está ocurriendo aquí y ahora.
Si a mi mente yo pudiera quitarle toda la programación que otro ha puesto en mí, entonces paso a estar en el no-tiempo, se terminan los referentes.

Ahora mismo, aunque estés sentado leyendo esto, estás en movimiento, ya que la Tierra se mueve, de forma que estamos en no-tiempo, pero cuando lo medimos se convierte en tiempo.

Para poder experimentar el tiempo, lo que hemos hecho es dividir ese movimiento en muchísimos fotogramas cada uno con una medida de tiempo para darle un sentido a nuestra experiencia humana.

En conclusión, hay un solo momento de tiempo, que es el aquí y ahora. Y hablando de tiempo, es tiempo de concluir este artículo.


Academia Júpiter
Director: Juan Carlos Pons López
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